Taca-tacaTACA-TACA

El uso del andador en bebés es muchas veces aprobado por los padres por la independencia que le da a su hijo y la comodidad para ellos. Pero es un elemento NO RECOMENDADO, ya que tiene sus riesgos. La Asociación Española de Pediatras no recomienda su uso y en países como Canadá, está prohibida tanto su venta como su empleo.

Riesgos del andador en el desarrollo psicomotor

  • Impide que se vean los pies al iniciar sus primeros pasos.
  • Anticipamos el peso del cuerpo a sus piernas, las cuales pueden no estar preparadas aún.
  • Dificulta el desarrollo de sus cualidades táctiles y visuales: no alcanza objetos o no los llega a ver.
  • Tampoco le ayuda a conocer los límites de su propio cuerpo: situarse en el espacio, calcular las distancias, evitar los obstáculos o dominar la velocidad real (sin ruedas).
  • Afecta considerablemente en el desarrollo del equilibrio e imposibilita su aprendizaje al caerse y levantarse.
  • Una posición mantenida sobre puntillas, típica del andador, es una posición forzada que conlleva un inadecuado desarrollo muscular en piernas y columna vertebral.
  • Está calificado como una de las causas que más accidentes provoca en el segundo semestre de un bebé (caídas, golpes, vuelcos, escaleras, etc.). De hecho, Se estima que entre un 12% y 33% de los niños que lo usan tendrán un accidente.

¿Por qué aumenta el tacatá el riesgo de retraso o alteración en el desarrollo motor del niño?

El uso del tacatá coincide generalmente con una etapa del desarrollo del niño en la que lo natural es que este se desplace mediante gateo, arrastrándose, sentado o utilizando cualquier combinación de estas variantes (Os recuerdo que NO ES OBLIGATORIO QUE EL NIÑO GATEE, pero sí que se desplace). La finalidad principal es mejorar el tono muscular y la integración de los sistemas vestibular (encargado de la coordinación viso-motora o el equilibrio) y de los sistemas que facilitan información sobre nuestra posición corporal en el espacio, junto con coordinar debidamente los movimientos de aquellas partes del cuerpo que utilizará para caminar en bipedestación. Al sentarlo en el andador impedimos que el niño practique estos movimientos de coordinación entre extremidades y contribuimos a la adopción de posturas inadecuadas.

El niño en el Taca-taca no apoya el peso del cuerpo sobre las plantas de los pies ni realiza el movimiento de aproximación de la punta del pie hacia la espinilla, que resulta imprescindible para contactar el suelo con el talón y, por consiguiente, realizar cualquier actividad funcional como caminar, saltar o agacharse; tampoco practica la fase de balanceo  necesaria para aprender a mantener el equilibrio.

El niño no puede levantarse, agacharse o sentarse libremente; como consecuencia, no ejercitará los músculos empleados para realizar esas actividades. Además, la inmovilización postural puede generar problemas de cadera y de espalda.

Por lo general, el niño se impulsa con las puntas de los pies cuando está sentado en el andador, lo que puede producir un fortalecimiento excesivo de los gemelos. Esta circunstancia es especialmente perjudicial en pequeños con tendencia natural a caminar de puntillas bastante frecuente en la infancia.

La manera poco natural en que se distribuye el peso al estar sentado a modo de caballito contribuye a separar las piernas a la altura de la articulación con el consiguiente riesgo de sufrir luxaciones, especialmente en niños con cadera inmadura.

Además de los factores anteriores, la deambulación del niño está muy relacionada con su deseo de explorar el mundo que le rodea, de alcanzar aquello que queda fuera de su radio de acción. Con el tacatá desaparece esta motivación, ya que el niño se desplaza libremente.